© Tomás Bernal Benito 2024
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Castillo e Iglesia de Añón del Moncayo
La historia de Añón de Moncayo está ligada a la Orden de San Juan de Jerusalén. La importancia de esta plaza militar queda atestiguada en documentos y en el magnífico recinto amurallado y el castillo, que hoy se utiliza como casa rural Castillo de Añón. Anteriormente se usó como viviendas particulares. Etimológicamente Añón deriva de la palabra latina "ANYONE" y su derivación aragonesa "ANYON" que parece significar "lugar de aprovisionamiento". Se supone que Añon fue una aldea dependiente del municipio romano TVRIASO, Convento de Cesaraugusta y Provincia de Tarraco. Posteriormente Añón sería conquistado por godos y árabes respectivamente. En el siglo XI se funda la Orden de San Juan de Jerusalén y desde el principio Añón acogió una de sus Casas Convento, junto con las de Alberite de San Juan y San Juan de los Panetes. Esta localidad se convirtió en la primera línea de defensa de Aragón frente al Reino de Castilla. De esta época es el origen del Castillo de Añón, que junto con otros de la Comarca debió formar la línea de defensa del Reino. La planta de este último es rectangular con cinco torres en su perímetro. Toda la obra es de mampostería y se refuerza con sillares en las aristas. Durante el siglo XIV Añón alternará su pertenencia a los reinos de Aragón y Castilla debido a las sucesivas guerras entre ambos reinos. La iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción pertenece al románico, con ampliaciones en siglos posteriores (siglos XV y XVII). En la población se hallan importantes casas nobles de estilo aragonés, que acaban de conformar el conjunto de interés histórico. El castillo de los Comendadores de Añón, al igual que su vecino de Trasmoz, es uno de los exponentes de fortalezas defensivas medievales construidas en el siglo XII una vez producida la reconquista cristiana del valle medio del Ebro. Su edificación militar conserva la mayor parte de su fábrica medieval de mampostería y sus cinco torreones. Añón fue desde el siglo XII la primera fuerza aragonesa frente a Castilla en la vía del Huecha, paso natural entre los dos reinos. Por aquel entonces pertenecía a la Orden de San Juan. Al parecer la obra actual correspondería al siglo XIV, después del abandono de la guerra de los dos Pedros. DESCRIPCION DEL MISMO. El castillo de Añón es un gran edificio construido en mampostería. De planta rectangular, está distribuido en torno a un patio y tiene cinco torreones cuadrangulares en las esquinas, desmochados. Tiene adosada una iglesia de características similares a las del propio castillo, por haber pertenecido a la Orden de San Juan de Jerusalén. CONSERVACION Es uno de los castillos mejor conservados de la comarca, ya que mantiene su planta rectangular original. A pesar de ello, presenta ciertos deterioros, y alguna obra inadecuada hecha por los antiguos propietarios de las viviendas que existieron en el interior del castillo. CATALOGACION El Castillo de los Comendadores de Añón está inscrito en el Registro Aragonés de Bienes de Interés Cultural al estar incluido dentro de la relación de castillos considerados Bienes de Interés Cultural, en virtud de lo dispuesto en la disposición adicional segunda de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés. Este listado fue publicado en el Boletín Oficial de Aragón del día 22 de mayo de 2006. Añón pasó a depender en 1140 de la orden de San Juan de Jerusalén, por donación de Alfonso I tras conseguir conquistar esta localidad. En 1357, Pedro IV mandó reparar sus defensas debido a la amenaza castellana. Durante las guerras carlistas su castillo fue de nuevo utilizado. Está situado en la parte más alta de la localidad, no lejos de la iglesia. Su planta es un rectángulo de 30 por 20 metros de lado, con fábrica de mampostería irregular reforzada por sillares en las esquinas. Interiormente se organiza en torno a un patio central. En las esquinas se sitúan cinco torres más otra al lado de la entrada principal. Esta última es en recodo, con arco de medio punto al exterior y apuntado intramuros. Entre las torres destaca la situada en el ángulo noreste, con planta cuadrada de unos 9 metros de lado y 15 de altura, que pudo ser la del homenaje. Del antiguo recinto todavía se conservan algunos lienzos importantes, así como un portal, en arco ligeramente apuntado al exterior y rebajado hacia el interior. Además, en uno de los extremos se conservan los restos de un torreón de la muralla, de considerable altura, construido con piedras irregulares reforzadas por sillares en las esquinas. Madoz, en su Diccionario Geográfico Estadístico Histórico 1845-1850, nos dice que Añón, en la parte más alta del pueblo, tiene un castillo que se rehabilitó tras la última guerra civil, y que junto a la iglesia está el cementerio, en un lugar muy ventilado. Cristóbal Guitart Aparicio, en Castillos de Aragón, tomo III, página 46, nos dice que la historia de esta villa, emplazada en las estribaciones del Moncayo, está ligada indeleblemente a la Orden Militar de San Juan desde poco después de la Reconquista pues ya tenía la iglesia en 1140, según Miret, que también cita los nombres de algunos comendadores. Es de suponer que erigirían un castillo, pero los documentos de Jaime II aluden al “Comendador Domus Hospitalis de Anyone” (Codoin-39) y ya sabemos que “Domus” equivalía a una mansión fuerte. Durante la guerra de los Pedros, el de Aragón mandó despoblar la villa y repoblar los castillos desde Novallas a Añón (1357), según Zurita y éste se fortificó y guarneció en 1362, aunque cayó al año siguiente. Añón ofrece una típica estampa de señorío medieval, con su caserío remontando una ladera coronada por binomio: el castillo-palacio y la iglesia parroquial, como un apéndice suyo; el muro externo de esta formada parte de la muralla de la villa, que todavía se conserva allí, con acentuada pendiente hasta el caserío. El castillo es de planta rectangular de 30 por 20 metros, con muro de altura uniforme y cinco torres, una de cada esquina, más uno en la fachada sudeste, que contiene la entrada. Todas son cuadradas y rectangulares, pero no iguales, la mayor ocupa la esquina noroeste, mide 9 metros de lado y pudo ser una discreta torre de homenaje. Toda la obra es de piedras irregulares, reforzadas con sillares de aristas. Hay saeteras, ventadas modernas y también antiguas, de medio punto enamarcada en sillería, como en la región pirenaica. La puerta ofrece la curiosidad de un pasado en recodo, se aloja en una torre, siendo su arco semicircular con dovelas, pero el de salida al patio es apuntado. Las cámaras rodean este pequeño patio descubierto, también rectangular y bastante degradado. Son antiguas sendas puertas semicirculares con guarnición de piedra, una abajo y otra arriba, lo cual induce a conjeturar que habría una galería, al menos en ese lado. No es fácil fechar este castillo palacio de los comendadores de la Orden de San Juan. A primera vista parece del siglo XIII, y de este siglo es, sin duda, la contigua iglesia, de nave única con arcos fajones apuntados, crucería en el ábside y portada románico tardío, pero aquél parece más bien, una obra arcaizante de los siglos XIV o XV. Pérez Urtubia, historiador de Tarazona, lo cree del siglo XVI. Es una obra un tanto rural, desligada del resto de los castillos de la región, pero no exenta de interés. «Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción» Es un templo del siglo XIII y en principio tenía estilo románico; posteriormente se le hicieron modificaciones. En su fachada tiene tres puertas, la principal cuenta con seis arcos, capiteles y algunas pilastras. La decoración interna cuenta con varias capillas y retablos, el principal hace honor al apóstol Santiago. Pues bien, Grehiza Recreaciones Históricas de Zaragoza, elegio este lugar tan singular, para realizar una noche mágica Templaria, desfilando en formación de a tres, desde el patio de Armas del castillo hasta su iglesia de Santa María, seguidos por buena parte de los vecinos. Añón y su pueblo sentados en los bancos de su iglesia, asistiendo a la representación de hacer caballeros a seis postulantes. Añón y ese pueblo entusiasta que pasó bajo el arco formado por las espadas y las picas de los Templarios, y que luego bailó en la plaza una danza del medioevo, siguiendo las indicaciones de Juanma. Añón y siempre Añón, en el corazón de los Templarios. Tomás Bernal (Escritor-Vocal Honorario de la Unión Nacional de Escritores de España)
Montaje fotográfico
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Castillo e Iglesia de Añón del Moncayo
La historia de Añón de Moncayo está ligada a la Orden de San Juan de Jerusalén. La importancia de esta plaza militar queda atestiguada en documentos y en el magnífico recinto amurallado y el castillo, que hoy se utiliza como casa rural Castillo de Añón. Anteriormente se usó como viviendas particulares. Etimológicamente Añón deriva de la palabra latina "ANYONE" y su derivación aragonesa "ANYON" que parece significar "lugar de aprovisionamiento". Se supone que Añon fue una aldea dependiente del municipio romano TVRIASO, Convento de Cesaraugusta y Provincia de Tarraco. Posteriormente Añón sería conquistado por godos y árabes respectivamente. En el siglo XI se funda la Orden de San Juan de Jerusalén y desde el principio Añón acogió una de sus Casas Convento, junto con las de Alberite de San Juan y San Juan de los Panetes. Esta localidad se convirtió en la primera línea de defensa de Aragón frente al Reino de Castilla. De esta época es el origen del Castillo de Añón, que junto con otros de la Comarca debió formar la línea de defensa del Reino. La planta de este último es rectangular con cinco torres en su perímetro. Toda la obra es de mampostería y se refuerza con sillares en las aristas. Durante el siglo XIV Añón alternará su pertenencia a los reinos de Aragón y Castilla debido a las sucesivas guerras entre ambos reinos. La iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción pertenece al románico, con ampliaciones en siglos posteriores (siglos XV y XVII). En la población se hallan importantes casas nobles de estilo aragonés, que acaban de conformar el conjunto de interés histórico. El castillo de los Comendadores de Añón, al igual que su vecino de Trasmoz, es uno de los exponentes de fortalezas defensivas medievales construidas en el siglo XII una vez producida la reconquista cristiana del valle medio del Ebro. Su edificación militar conserva la mayor parte de su fábrica medieval de mampostería y sus cinco torreones. Añón fue desde el siglo XII la primera fuerza aragonesa frente a Castilla en la vía del Huecha, paso natural entre los dos reinos. Por aquel entonces pertenecía a la Orden de San Juan. Al parecer la obra actual correspondería al siglo XIV, después del abandono de la guerra de los dos Pedros. DESCRIPCION DEL MISMO. El castillo de Añón es un gran edificio construido en mampostería. De planta rectangular, está distribuido en torno a un patio y tiene cinco torreones cuadrangulares en las esquinas, desmochados. Tiene adosada una iglesia de características similares a las del propio castillo, por haber pertenecido a la Orden de San Juan de Jerusalén. CONSERVACION Es uno de los castillos mejor conservados de la comarca, ya que mantiene su planta rectangular original. A pesar de ello, presenta ciertos deterioros, y alguna obra inadecuada hecha por los antiguos propietarios de las viviendas que existieron en el interior del castillo. CATALOGACION El Castillo de los Comendadores de Añón está inscrito en el Registro Aragonés de Bienes de Interés Cultural al estar incluido dentro de la relación de castillos considerados Bienes de Interés Cultural, en virtud de lo dispuesto en la disposición adicional segunda de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés. Este listado fue publicado en el Boletín Oficial de Aragón del día 22 de mayo de 2006. Añón pasó a depender en 1140 de la orden de San Juan de Jerusalén, por donación de Alfonso I tras conseguir conquistar esta localidad. En 1357, Pedro IV mandó reparar sus defensas debido a la amenaza castellana. Durante las guerras carlistas su castillo fue de nuevo utilizado. Está situado en la parte más alta de la localidad, no lejos de la iglesia. Su planta es un rectángulo de 30 por 20 metros de lado, con fábrica de mampostería irregular reforzada por sillares en las esquinas. Interiormente se organiza en torno a un patio central. En las esquinas se sitúan cinco torres más otra al lado de la entrada principal. Esta última es en recodo, con arco de medio punto al exterior y apuntado intramuros. Entre las torres destaca la situada en el ángulo noreste, con planta cuadrada de unos 9 metros de lado y 15 de altura, que pudo ser la del homenaje. Del antiguo recinto todavía se conservan algunos lienzos importantes, así como un portal, en arco ligeramente apuntado al exterior y rebajado hacia el interior. Además, en uno de los extremos se conservan los restos de un torreón de la muralla, de considerable altura, construido con piedras irregulares reforzadas por sillares en las esquinas. Madoz, en su Diccionario Geográfico Estadístico Histórico 1845- 1850, nos dice que Añón, en la parte más alta del pueblo, tiene un castillo que se rehabilitó tras la última guerra civil, y que junto a la iglesia está el cementerio, en un lugar muy ventilado. Cristóbal Guitart Aparicio, en Castillos de Aragón, tomo III, página 46, nos dice que la historia de esta villa, emplazada en las estribaciones del Moncayo, está ligada indeleblemente a la Orden Militar de San Juan desde poco después de la Reconquista pues ya tenía la iglesia en 1140, según Miret, que también cita los nombres de algunos comendadores. Es de suponer que erigirían un castillo, pero los documentos de Jaime II aluden al “Comendador Domus Hospitalis de Anyone” (Codoin-39) y ya sabemos que “Domus” equivalía a una mansión fuerte. Durante la guerra de los Pedros, el de Aragón mandó despoblar la villa y repoblar los castillos desde Novallas a Añón (1357), según Zurita y éste se fortificó y guarneció en 1362, aunque cayó al año siguiente. Añón ofrece una típica estampa de señorío medieval, con su caserío remontando una ladera coronada por binomio: el castillo- palacio y la iglesia parroquial, como un apéndice suyo; el muro externo de esta formada parte de la muralla de la villa, que todavía se conserva allí, con acentuada pendiente hasta el caserío. El castillo es de planta rectangular de 30 por 20 metros, con muro de altura uniforme y cinco torres, una de cada esquina, más uno en la fachada sudeste, que contiene la entrada. Todas son cuadradas y rectangulares, pero no iguales, la mayor ocupa la esquina noroeste, mide 9 metros de lado y pudo ser una discreta torre de homenaje. Toda la obra es de piedras irregulares, reforzadas con sillares de aristas. Hay saeteras, ventadas modernas y también antiguas, de medio punto enamarcada en sillería, como en la región pirenaica. La puerta ofrece la curiosidad de un pasado en recodo, se aloja en una torre, siendo su arco semicircular con dovelas, pero el de salida al patio es apuntado. Las cámaras rodean este pequeño patio descubierto, también rectangular y bastante degradado. Son antiguas sendas puertas semicirculares con guarnición de piedra, una abajo y otra arriba, lo cual induce a conjeturar que habría una galería, al menos en ese lado. No es fácil fechar este castillo palacio de los comendadores de la Orden de San Juan. A primera vista parece del siglo XIII, y de este siglo es, sin duda, la contigua iglesia, de nave única con arcos fajones apuntados, crucería en el ábside y portada románico tardío, pero aquél parece más bien, una obra arcaizante de los siglos XIV o XV. Pérez Urtubia, historiador de Tarazona, lo cree del siglo XVI. Es una obra un tanto rural, desligada del resto de los castillos de la región, pero no exenta de interés. «Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción» Es un templo del siglo XIII y en principio tenía estilo románico; posteriormente se le hicieron modificaciones. En su fachada tiene tres puertas, la principal cuenta con seis arcos, capiteles y algunas pilastras. La decoración interna cuenta con varias capillas y retablos, el principal hace honor al apóstol Santiago. Pues bien, Grehiza Recreaciones Históricas de Zaragoza, elegio este lugar tan singular, para realizar una noche mágica Templaria, desfilando en formación de a tres, desde el patio de Armas del castillo hasta su iglesia de Santa María, seguidos por buena parte de los vecinos. Añón y su pueblo sentados en los bancos de su iglesia, asistiendo a la representación de hacer caballeros a seis postulantes. Añón y ese pueblo entusiasta que pasó bajo el arco formado por las espadas y las picas de los Templarios, y que luego bailó en la plaza una danza del medioevo, siguiendo las indicaciones de Juanma. Añón y siempre Añón, en el corazón de los Templarios. Tomás Bernal (Escritor-Vocal Honorario de la Unión Nacional de Escritores de España)
Montaje fotográfico