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Alfonso I el Batallador y la Orden del Temple Breves pinceladas del Origen del Reino de Aragón
A Alfonso I el Batallador lo llamo el Templario frustrado, y lo llamo el Templario frustrado porque no pudo ser Templario ni pudo viajar a Tierra Santa, a luchar en las Cruzadas. Parecía ser que Alfonso estaba predestinado a otras labores que no fuera guerrear, pues por su condición de ser el segundón, de un segundo matrimonio de su padre, fue instruido en «letras» y arte militar en el Monasterio de San Pedro de Siresa, según nos desvela don Jose María Lacarra, para ser un señor feudal durante el gobierno de su hermano Pedro I de Aragón. Su ayo fue Lope Garcés «Peregrino», que obtuvo posteriormente del rey la tenencia de Pedrola en agradecimiento a los servicios prestados. Pero, sin embargo, el destino le reservaba la Gloria y un hueco en la Historia, pues el papa Gelasio, le hizo una Cruzada a la medida, ya que concedió honores de Cruzada a la conquista de Zaragoza. El Batallador ya tenía su Cruzada, pero seguía sin ser Templario. Las muertes violentas de su abuelo, padre y hermanastro a mano de los musulmanes marcarían su vida y no hicieron otra cosa más que alimentar sus ansias de lucha y venganza.
Pero antes de proseguir, unos retazos de historia para situarnos en el tiempo. Estamos en el siglo XI. Mientras por un lado los árabes gobiernan en Zaragoza, Sancho III el Mayor rey de Pamplona, al fallecer el 18 de octubre de 1035, divide sus reinos entre sus hijos en cuatro partes: al primogénito, García, le deja Pamplona; a Fernando, Castilla; a Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza; y a Ramiro, el antiguo condado de Aragón. Ramiro había sido el primer varón nacido de Sancho el Mayor, pero era un hijo natural, fuera del matrimonio legítimo, con lo que quedó apartado de la primogenitura. Sin embargo, nunca se consideró hijo bastardo, pues toda la documentación de la época se refiere a él como Régulus. ANECDOTARIO Ramiro I, con el que empieza el Reino de Aragón, fue hijo ilegítimo de Sancho el Mayor de Navarra y de una concubina del mismo, una bella señora de Aibar, llamada Sancha. Ramiro habría sido el mayor de sus hermanastros, nacido antes de matrimonio del rey navarro con Mayor, hija de Sancho García, conde de Castilla. Parece ser que la primera noticia sobre la ilegitimidad del nacimiento de Ramiro I fue dado por la
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Alfonso I el Batallador y la Orden del Temple Breves pinceladas del Origen del Reino de Aragón
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A Alfonso I el Batallador lo llamo el Templario frustrado, y lo llamo el Templario frustrado porque no pudo ser Templario ni pudo viajar a Tierra Santa, a luchar en las Cruzadas. Parecía ser que Alfonso estaba predestinado a otras labores que no fuera guerrear, pues por su condición de ser el segundón, de un segundo matrimonio de su padre, fue instruido en «letras» y arte militar en el Monasterio de San Pedro de Siresa, según nos desvela don Jose María Lacarra, para ser un señor feudal durante el gobierno de su hermano Pedro I de Aragón. Su ayo fue Lope Garcés «Peregrino», que obtuvo posteriormente del rey la tenencia de Pedrola en agradecimiento a los servicios prestados. Pero, sin embargo, el destino le reservaba la Gloria y un hueco en la Historia, pues el papa Gelasio, le hizo una Cruzada a la medida, ya que concedió honores de Cruzada a la conquista de Zaragoza. El Batallador ya tenía su Cruzada, pero seguía sin ser Templario. Las muertes violentas de su abuelo, padre y hermanastro a mano de los musulmanes marcarían su vida y no hicieron otra cosa más que alimentar sus ansias de lucha y venganza. Pero antes de proseguir, unos retazos de historia para situarnos en el tiempo. Estamos en el siglo XI. Mientras por un lado los árabes gobiernan en Zaragoza, Sancho III el Mayor rey de Pamplona, al fallecer el 18 de octubre de 1035, divide sus reinos entre sus hijos en cuatro partes: al primogénito, García, le deja Pamplona; a Fernando, Castilla; a Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza; y a Ramiro, el antiguo condado de Aragón. Ramiro había sido el primer varón nacido de Sancho el Mayor, pero era un hijo natural, fuera del matrimonio legítimo, con lo que quedó apartado de la primogenitura. Sin embargo, nunca se consideró hijo bastardo, pues toda la documentación de la época se refiere a él como Régulus. ANECDOTARIO Ramiro I, con el que empieza el Reino de Aragón, fue hijo ilegítimo de Sancho el Mayor de Navarra y de una concubina del mismo, una bella señora de Aibar, llamada Sancha. Ramiro habría sido el mayor de sus hermanastros, nacido antes de matrimonio del rey navarro con Mayor, hija de Sancho García, conde de Castilla. Parece ser que la primera noticia sobre la ilegitimidad del nacimiento de Ramiro I fue dado por la Crónica Silense, que se cree escrita hacía el segundo decenio del siglo XII. Sancho el Mayor, según esta fuente, “donó a Ramiro, al que engendró de una concubina, una parcelilla de su reino, Aragón, con el fin de que no apareciera ante sus hermanos como heredero del reino, ya que, por parte de madre, era irregular". La Crónica Najerense explica, cómo García, el futuro rey de Navarra, no vaciló en acusar a su propia madre de delito de adulterio con un caballero, a causa de la propiedad de un caballo. Ramiro fue el único que salió en defensa de la reina, y probando que se trataba de una mentira, la libró de la infamia y del peligro. Y tanto se enfadó la reina que maldijo a su hijo García y metiendo a